lunes, 31 de marzo de 2008

¿Las palomas? Un peligro


El insigne escritor catalán, el Sr. Josep Mª Espinàs que firmaba en El Periódico un artículo de opinión, que seguidamente reproducimos, nos alerta del peligro público que son las palomas.
"En la ciudad de Barcelona ya hay unas 260.000 palomas. La cifra va creciedo. No importa que haya una campaña de eliminación, el aumento es imparable. Han dejado de ser un elemento decorativo de una plaza, en Venecia, y en algunos barrios ya hay más palomos que personas por kilómetro cuadrado. En mi barrio aprovechan todos los agujeros de las fachadas y las baldosas que sobresalen y, en casa, algunos vecinos hemos instalado en los patios interiores algunos hilos con recortes de plásticos que se mueven si hace algo de aire, para impedir que se paren en los antepechos de las ventanas. Los bajantes de agua están medio podridos por las defecaciones de las palomas, capaces de corromper y llegar a agujerear la superficie de los conductos. Las palomas despiertan en mucha gente un respeto absolutamente injustificado en el actual panorama urbano. Es un animal que ha conseguido una dimensión mítica. El palomo enviado por Noè, por ejemplo, que volvió al arca con una ramita de olivo tras el diluvio. El palomo como símbolo del Espíritu Santo, presente en tantas pinturas clásicas religiosas. Sólo faltaba que Picasso hiciera famoso el dibujo de la paloma de la paz. La pureza de la paloma es una de las estafas más considerables que hay en el mundo de los símbolos universales. En estos casos siempre se debe precisar que no estoy en contra de las sociedades columbófilas ni de las palomas mensajeras, porque no me caiga encima la multiforme devoción animalística. Hablo de laas palomas transmisoras de enfermedades, sucias y embrutecedoras, que proliferan destructivamente, que están en los parques dónde juegan los niños. ¿Aceptaríamos la libertad y la multiplicación de las ratas en las calles como se tolera la de las palomas? A pesar del peligro público que representan, hay quien todavía les da comer. Las campañas municipales de desratización nos parecen naturales y necesarias, pero ponemos obstáculos a las campañas de despalomización. ¿Habéis visto alguien, en las calles, que dé trocitos de queso a las ratas? Cada vez se habla más de la contaminación en Barcelona. De la contaminación que producen los motores de combustión, del control que se debe tener del agua, de la transmisión de virus gripales. Y las palomas van tirando. Y deshaciendo. Qué guapa y peligrosa estampa es la del niño que desmenuza blandas de pan a los palomos de un parque, mientras la madre no se atreve a sentar en un banco lleno de excrementos!"
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