Es bien cierto que las palomas en nuestras ciudades son plaga y pueden tener efectos nocivos. Pero su control, debe seguir criterios éticos. Es decir, basarse en limitar las fuentes de alimentos a determinadas zonas y proteger los edificios. El tema de las capturas puede ser más controvertido pues el posterior sacrificio cómo mínimo debe ser indoloro.
Hace unos pocos días, la Agencia Rusa de Información (Novosti) ha sacado a la luz el caso de un individuo que tenía preferencia por alimentarse de ... ¡palomas!.
Según la agencia, la policía declaró que unas personas le informaron que un joven cazaba palomas con una red de mano en el bulevar Chongarski, las estrangulaba y colocaba en un cochecito de niños. Al arribar al lugar, los inspectores de la policía ecológica detuvieron al joven, el que resultó ser un vietnamita de 25 años de edad.
"El detenido explicó su conducta fácilmente, le gustaba comer palomas", dijo Mólokova.
Contra el extranjero se abrió expediente según el Artículo 245 del Código Penal de la Federación de Rusia: trato cruel a los animales, que se castiga con trabajo correccional de hasta un año o arresto de hasta seis meses.
Es evidente que si se alimentara de las palomas de Barcelona o Madrid el peso de la ley también hubiese caido encima de él, pero lo que está asegurado es la indigestión ... por no hablar de enfermedades.
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